lunes, 30 de septiembre de 2013

Capítulo 2: Tempelhof

Cuando me monté en "La Novena" fui casi instintivamente al sur, 
con el sol como única estela, como quien se desliza colina abajo.
Y elegí ir hacia un aeropuerto sin aviones, hacia un paisaje marsiano,
donde las aeronaves del pasado, ahora vuelan con el recuerdo,
y con aquellos que han venido de lejos
con el valor de aterrizar en sus pistas
aunque sea en bici, 
aunque sea a pedaleo.

Tempelhof está para los valientes. 
Bien al sur, todo derecho.

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