miércoles, 26 de febrero de 2014

Capítulo 8: La chica de København

No lo sabe (o no sé si nadie se lo ha dicho) 
pero de sus pensamientos surge la continua bruma 
que perfuma las paredes rojizas de København.

De alguna forma tenía que surgir la magia
de una sirena que eligió no cantar 
por susurrar al viento versos de amor de ultramar.

viernes, 14 de febrero de 2014

Capítulo 7: La última llamada

-Ponte los auriculares, ya te he configurado el skype para que puedas llamar a tu país. Tú simplemente busca en google al fotógrafo que quieras y hazle la encuesta. Aquí tienes el listado de preguntas. Ah! y como verás, están en inglés porque aun no hemos tenido tiempo para traducirlas, pero no hace falta que las formules todas. Te recuerdo que esto no es más que una prueba y con tres preguntas que realices nos bastará. Si tienes alguna duda estamos aquí mismo y recuerda, como hay mucha gente esperando, dispones de cinco llamadas para intentar convencernos. ¿Alguna pregunta?

-Bueno...-dije nervioso mientras me ponía los auriculares- ¿Qué preguntas tengo que hacer?

Paul Leitner, un tipo joven, de ojos claros y rasgos marcados (made in Germany), me miró por un instante y, corrigiendo esta reacción suya a mi pregunta, mostró una leve sonrisa tranquilizadora. Me lo acababa de explicar todo, pero mis nervios (que se olían) me impidieron entender la mitad de lo que me había dicho con ese perfecto inglés que todos los berlineses, al parecer, saben hablar. 

Mientras me lo explicaba todo otra vez, pensaba en que ya había empezado con mal pie la entrevista. Los nervios y la inseguridad son los peores enemigos, pero ¿qué culpa tenía yo? No me había preparado para una prueba, pensaba que solo era una entrevista de hablar y ya está. Ni siquiera sabía que me podrían preguntar en una entrevista de trabajo, es más ¡nunca había ido a ninguna!. Yo solo contesté a un correo electrónico que me habían enviado. Una posterior respuesta de ellos citándome al día siguiente en su oficina provocó en mi una creencia ingenua en la que ir allí no sería más que un mero trámite para que me den el maldito trabajo. Iluso de mí, cuando al entrar en la oficina veía al menos cinco personas más esperando a que yo la cague en mi prueba con el skype. Eran 400 euros solo por realizar una ridícula encuesta telefónica en esa oficina durante cinco días. No podía dejarlo escapar, y sin embargo...

-¿Todo claro?

-Alles klar -Le contesté.

Centré mi mirada en el ordenador y escuché como Paul se alejaba solo cinco pasos hasta sentarse en una silla, justo detrás de mí. "Justo lo que me faltaba" pensé. Y es que estar vigilado por cuatro ojos (había alguien más con él) solo podía incomodarme un poco más en esa situación. Bebí un sorbo de mi amargo café (¿por qué coño habría pedido café sin leche ni azúcar?) y abrí el navegador en busca de fotógrafos a los que preguntar las las cuestiones de la encuesta.

Tras unos segundos encontré un portal de fotógrafos de mi ciudad natal. Pensé que podía servirme como ventaja al conocer más o menos la psicología y el habla de los hablantes de ese lugar, así que abrí el primer nombre, marqué su número en skype y esperé.

-¿Diga?

-Hola, buenas tardes, le hablo desde fotograf.de, una compañía berlinesa y le llamo para...

-Lo siento, no le entiendo nada.

-Hola ¿Me escucha?

-No se oye nada.

Y colgó. Me quedé quieto un instante, y me puse a buscar otro fotógrafo en el mismo portal donde había encontrado al anterior. Mi mano me temblaba, la cosa definitivamente no estaba marchando bien. Cuando iba a marcar, escuché unos pasos. Estaba Paul Leitner justo detrás mío.

-¿Todo bien?

-No me escuchaba bien el tipo.

-Ah ¿No te entendía?

-No no, simplemente no me escuchaba. Quizás el micro no funciona bien o quizás...

-El micro funciona perfectamente, con la chica holandesa que estaba antes que tú no hubo problemas. Quizás el problema sea del otro teléfono. Bueno, no te preocupes, tienes cuatro llamadas aun.

Anoté el nombre del siguiente, marqué los números, y le pulsé al botón de llamar. Esperé hasta los tonos. Al segundo tono me habían cortado. Me giré entonces y vi a Paul Leitner y a su compañera, una chica con gafas que lo anotaba todo en su libreta. Me sorprendió lo increíblemente cerca que estaban de mi nuca.

-Este no me contestó. -dije con la esperanza de que esto no contase como la anterior.

-Kein Problem! aun te quedan tres llamadas.

Me giré pausadamente, apoyé mis brazos en la mesa para hacerles creer que no estaba tan nervioso. y Respiré un poco, bebí otro sorbo de frío café y regresé a la página web. Hojeé rápidamente una vez más la lista que había y, de entre todos los nombres, vi a uno conocido. Me quedé mirando el nombre durante unos segundos pero rechacé la idea. No podía acudir a ella, hacía dos años que no nos hablábamos, no era ni el momento ni el lugar. Marqué otro número y esperé.

-¿Diga?

-Hola, buenas tardes, le hablo desde fotograf.de, una compañía berlinesa y le hemos elegido a usted para hacerle unas preguntas para una encuesta...
Y me volvieron a cortar. Dirigí mi cara hacia Paul Leitner que con un gesto de dedos me dijo:
-Dos llamadas. Tranquilo, lo estás haciendo bien.

No le contesté, el sentimiento de nerviosismo ahora se mezclaba con el de impotencia. Dos llamadas telefónicas me quedaban en una lista en la que había encontrado a una cara conocida. Sabía que esta me contestaría sin problemas, la conocía muy bien. Y sin embargo...

-Fotógrafos Jose, ¿en que puedo ayudarle?

-Hola, buenas tardes, le hablo desde fotograf.de, una compañía berlinesa y le hemos elegido a usted para hacerle unas preguntas para una encuesta. No se apresure, no queremos venderle nada, simplemente hacerle tres preguntas.

-Mira chico, te escucho fatal, espera que me cambie de teléfono a ver si el sonido mejora...

Cortó entonces y me quedé esperando. En ese instante noté como Paul murmuraba con su acompañante. ¿Qué estaban diciendo? nunca lo supe porque cuando les presté atención me volvió a atender mi interlocutor.

-Lo siento, no encontraba el otro teléfono. Dime.

-Ah, sí!...-y me puse a buscar las preguntas, que estaban en inglés. Hasta entonces no había llegado hasta este punto de la conversación y ni siquiera me las había preparado.- Hmmm... ¿usted se dedica a la fotografía a tiempo completo, a tiempo parcial o como hobby?

-Bueno, nosotros somos un estudio donde hay de todo pero la mayoría somos profesionales.

-Muy bien, la siguiente: ¿Qué tipo de fotografía se dedica? Me refiero a bodas, fotos de estudio...

-Le he dicho que somos un estudio profesional donde, bueno, hacemos fotografía de todo lo que se nos encarga.

-Bueno, para terminar...

Y escuché el tono, el hombre de Fotógrafos Jose me había cortado la conversación sin haberme dejado con las tres respuestas que me pedían. Noté entonces una mano en el hombro.

-Bien. Creo que con esto tenemos suficiente. Aunque como te queda una llamada, puedes hacerla si quieres.

-Déjemela hacerla. -Le contesté finalmente. No me podía ir de aquel lugar sin terminar con lo empezado. 

Volví al portal online de fotografía y vi su nombre. Era mi última opción si quería el trabajo y sabía que solo ella podía contestar tres preguntas a un desconocido por teléfono. Pero ¿y si me reconoce? ¿y si en tal caso no quiere hablar conmigo y la fastidio todo aún más? No me acordaba ni de su voz, pero poco me importaba. Quería el trabajo. Quería esos 400 euros. Cerré el navegador, no necesitaba la lista y marqué uno a uno los dígitos que me sabía de memoria. Tres tonos pasaron.

-¿Sí?

-Hola...

-¿Por qué has tardado tanto?

Y finalmente colgué el teléfono. Me había olvidado de esa voz y de lo dulce que era. ¿Por qué había tardado tanto? ¿qué había hecho? ¿qué hacía llamándola para una encuesta? No, justo como había pensado antes, no era ni el momento, ni el lugar. Estas cosas las tenía que hacer de otra manera. Me levanté, cogí la chaqueta y le di la mano a Paul Leitner, que también se había levantado.

-Este último también me cortó.- Le dije con toda la naturalidad del mundo.

-Bueno, no pasa nada. Como te comenté antes, tenemos más que suficiente. Te llamaremos un día de estos, tanto para decirte si te escogimos como si no ¿Cuál era tu nombre?. 

-Me llamo Bruno, Bruno Gama.